Biografías No Autorizadas II
Lissete Balbachán:
En esta segunda entrega de las BNAHS (Biografías no autorizadas de Handball Sociales), trataré de acercarlos al oculto mundo de esta violenta muchacha. Motivado por la cantidad inuscitada de golpes que recibe cada jugador que osa pasar dentro de su alcance de brazos, decidí indagar en su historia. Creí que no iba a tener que viajar... Iluso.
La señorita Lissete vio la luz en la ciudad de Buenos Aires a los 18 años. La mañana en la que llegó desde su Chaco natal. Su vida desde la llegada a la Capital no ha tenido grandes sobresaltos, puesto que su único interés es poder graduarse y costear lo que realmente le permitirá realizarse en la vida. Si, boxear.
Pero bueno, no es sorpresa nada de lo que les digo. Creo que todos la conocen. O todos creen conocerla, ya que ella oculta con un increíble esmero su oscuro y violento pasado.
Para develar misterios, viajé hasta Resistencia y hurgué en los registros en busca de datos sobre nuestra enigmática compañera. Lamentablemente el guardia que tenía a su cargo la custodia del Registro Civil me vio entrar y, como eran las dos de la mañana, me invitó a salir de una manera... Cómo decirlo... Bastante poco amable. El grito: "Salí de ahí o te lleno el culo de plomo, te cago la boca, me hago un collar con tus rodillas, te arranco los ojos con una aguja de tejer, te meto la macana por el ombligo y me como tu corazón a la plancha con fritas" me hizo aceptar la invitación de este servidor de la ley y alejarme del lugar hasta el otro día a la mañana, cuando el lugar estuviese abierto de verdad, y no por merced de una hermosa ganzúa.
Fui a la mañana siguiente y me suministraron datos sumamente importantes. Si, otra vez. "Al fondo a la derecha". Y claro, si alguien me pagase por hacer estas averiguaciones no tendría que dormir en plazas y mear donde nadie me vea!!! El problema es cagar, así que utilizo este tipo de maravillas de la fontanería al alcance de la mano de cualquier ciudadano necesitado. O brutalmente apurado, como era mi caso, puesto que mis esfínteres estaban a punto de colapsar y ceder ante el brutal embate de litros y litros de... Bueh, basta de intimidades. Hecho el depósito, volví al mostrador. Casi me matan. Es que no vi que se había formado una cola de media cuadra!!! Dos horas de espera y, por fin, mi turno.
Durante otra hora, la señorita (bastante fea, por cierto) que me había atendido, estuvo buscando en los archivos, hasta que la encontró y me dio cierta información. Que no era cierta, o sea, era mentira. Me dijo que Lissete, en realidad, se llamaba Raúl Gómez y era guardabosques. Yo le dije que se equivocaba de jugadora, que no era de esa sobre la que le estaba preguntado. Igula la información me sirvió, ya van a enterarse.
Tan sólo dos horas más le tomó a la rata antropomórfica encontrar datos sobre Lissete Balbachán, nacida en
Chipará, a 124,6 km de la ciudad de Resistencia, en el corazón del impenetrable.
Obviamente, era imposible averiguar datos sobre ella sin viajar hasta allí, así que me robé una moto y emprendí el viaje. Me costó llegar... No al pedo le dicen "El Impenetrable"... Mierda que era duro!! No había ni medio resquicio el cual la moto pudiera utilizar para comenzar a hacerse camino. Luego de vanos intentos por pasar, frustrados por la naturañeza, decidí "darle en la madre". Recordando una de mis series favoritas, Mac Gyver, convertí a mi moto en... Bueh, no sé para qué carajo hago tanto espamento si la transoformación es obvia. Si, la transformé en un lanzallamas. Es muy fácil y no hace falta tener ningún conocimiento especial, así que no voy a perder tempo en contarles como lo hice. Además, me tratarían de estúpido y vende humo, como cierto Psicólogo que por estos días atraviesa otra denuncia por plagio. Continúo. Una vez que tuve el lanzallamas en funcionamiento, reduje a cenizas a cuanta persona hubiera a mi alrededor. No quería testigos. Fueron 200 metros a 400ºC. Por un momento creí que no iba a logarlo, hasta que, por fin, lo logré. No me digan que esperaban algo más dramático... El fuego quema los árboles, los árboles dejan de romperme las pelotas y me permiten avanzar. Avanzo hasta que llego al pueblo. Me detengo. Mato a un par y amenazo al resto. No hay nada de dramático.
La amenaza surte un efecto inmediato y todos los habitantes de ese pueblito (bastante bonito, con calles de pasto, puesto que jamás hubo un auto... Me hizo acordar al de una película que vi no hace mucho: "El Gran Pez". Si quieren saber cómo es Chipará, miren ahí y no me rompan las pelotas) se mostraron hasta entusiastas y con ganas de ayudarme. No tardé en dar con la familia de Lissete y ahí me revelaron muchos secretos de los primeros 18 años de vida de su hija. Desde su nacimiento hasta su escape.
A partir de ahora les voy a hacer llegar lo que me contaron y voy a agregar citas de su diario íntimo, "Diarios de Motosierra", tal como ella lo intituló.
Lissete nunca fue al jardín, por lo que hizo sus primeras armas con su padre. Empezó por un hacha y terminó con una ametralladora circular con una velocidad de 250 disparos por segundo. De todas maneras, nunca le interesaron las armas de fuego. Su único y verdadero amor durante su vida en el Chacho fue una motosierra con motor de cuatro tiempos, 500cc de cilindrada y láminas de diamante reemplazando a las consabidas púas. Amaba talar árboles y, gracias a ella, la superficie libre de forestación en la que se encontraba Chipará se duplicó en dos días, coincidiendo tal ampliación con un enojo de Lissete para con quien era, por ese entonces, su novio (hoy es su mascota, puesto que un Pit Bull Red Nose no está bien visto como novio en una sociedad como la porteña). En su diario, Lissete aclara: "Hoy discutí con Guarripé. El cuadrúpedo de mierda quiere que nos escapemos de acá... Pero a mí me gusta talar árboles!! Y no solo con Pinga (NdelA: el nombre de la motosierra antes citada), todos me aplauden cuando derribo árboles con las manos!! No sé qué hacer, diario... No sé... Lo amo, pero golpear es lo mío!!!".
El día siguiente, ella escapó montando a Guarripé, no sin antes escribir en su diario: "Querido diario: es la última vez que te escribo. Me voy para no volver nunca. Guarripé me trajo de Resistencia un librito que se llama "Cómo jugar al Handball" y ahí dice que puedo seguir pegando y rompiendo cosas con las manos!! Voy a dejar a Pinga, el libro dice que no se puede usar nada más que las manos y quiero viajar liviana. Voy a jugar al handball!! Chauu!!"
En esta segunda entrega de las BNAHS (Biografías no autorizadas de Handball Sociales), trataré de acercarlos al oculto mundo de esta violenta muchacha. Motivado por la cantidad inuscitada de golpes que recibe cada jugador que osa pasar dentro de su alcance de brazos, decidí indagar en su historia. Creí que no iba a tener que viajar... Iluso.
La señorita Lissete vio la luz en la ciudad de Buenos Aires a los 18 años. La mañana en la que llegó desde su Chaco natal. Su vida desde la llegada a la Capital no ha tenido grandes sobresaltos, puesto que su único interés es poder graduarse y costear lo que realmente le permitirá realizarse en la vida. Si, boxear.
Pero bueno, no es sorpresa nada de lo que les digo. Creo que todos la conocen. O todos creen conocerla, ya que ella oculta con un increíble esmero su oscuro y violento pasado.
Para develar misterios, viajé hasta Resistencia y hurgué en los registros en busca de datos sobre nuestra enigmática compañera. Lamentablemente el guardia que tenía a su cargo la custodia del Registro Civil me vio entrar y, como eran las dos de la mañana, me invitó a salir de una manera... Cómo decirlo... Bastante poco amable. El grito: "Salí de ahí o te lleno el culo de plomo, te cago la boca, me hago un collar con tus rodillas, te arranco los ojos con una aguja de tejer, te meto la macana por el ombligo y me como tu corazón a la plancha con fritas" me hizo aceptar la invitación de este servidor de la ley y alejarme del lugar hasta el otro día a la mañana, cuando el lugar estuviese abierto de verdad, y no por merced de una hermosa ganzúa.
Fui a la mañana siguiente y me suministraron datos sumamente importantes. Si, otra vez. "Al fondo a la derecha". Y claro, si alguien me pagase por hacer estas averiguaciones no tendría que dormir en plazas y mear donde nadie me vea!!! El problema es cagar, así que utilizo este tipo de maravillas de la fontanería al alcance de la mano de cualquier ciudadano necesitado. O brutalmente apurado, como era mi caso, puesto que mis esfínteres estaban a punto de colapsar y ceder ante el brutal embate de litros y litros de... Bueh, basta de intimidades. Hecho el depósito, volví al mostrador. Casi me matan. Es que no vi que se había formado una cola de media cuadra!!! Dos horas de espera y, por fin, mi turno.
Durante otra hora, la señorita (bastante fea, por cierto) que me había atendido, estuvo buscando en los archivos, hasta que la encontró y me dio cierta información. Que no era cierta, o sea, era mentira. Me dijo que Lissete, en realidad, se llamaba Raúl Gómez y era guardabosques. Yo le dije que se equivocaba de jugadora, que no era de esa sobre la que le estaba preguntado. Igula la información me sirvió, ya van a enterarse.
Tan sólo dos horas más le tomó a la rata antropomórfica encontrar datos sobre Lissete Balbachán, nacida en
Chipará, a 124,6 km de la ciudad de Resistencia, en el corazón del impenetrable.
Obviamente, era imposible averiguar datos sobre ella sin viajar hasta allí, así que me robé una moto y emprendí el viaje. Me costó llegar... No al pedo le dicen "El Impenetrable"... Mierda que era duro!! No había ni medio resquicio el cual la moto pudiera utilizar para comenzar a hacerse camino. Luego de vanos intentos por pasar, frustrados por la naturañeza, decidí "darle en la madre". Recordando una de mis series favoritas, Mac Gyver, convertí a mi moto en... Bueh, no sé para qué carajo hago tanto espamento si la transoformación es obvia. Si, la transformé en un lanzallamas. Es muy fácil y no hace falta tener ningún conocimiento especial, así que no voy a perder tempo en contarles como lo hice. Además, me tratarían de estúpido y vende humo, como cierto Psicólogo que por estos días atraviesa otra denuncia por plagio. Continúo. Una vez que tuve el lanzallamas en funcionamiento, reduje a cenizas a cuanta persona hubiera a mi alrededor. No quería testigos. Fueron 200 metros a 400ºC. Por un momento creí que no iba a logarlo, hasta que, por fin, lo logré. No me digan que esperaban algo más dramático... El fuego quema los árboles, los árboles dejan de romperme las pelotas y me permiten avanzar. Avanzo hasta que llego al pueblo. Me detengo. Mato a un par y amenazo al resto. No hay nada de dramático.
La amenaza surte un efecto inmediato y todos los habitantes de ese pueblito (bastante bonito, con calles de pasto, puesto que jamás hubo un auto... Me hizo acordar al de una película que vi no hace mucho: "El Gran Pez". Si quieren saber cómo es Chipará, miren ahí y no me rompan las pelotas) se mostraron hasta entusiastas y con ganas de ayudarme. No tardé en dar con la familia de Lissete y ahí me revelaron muchos secretos de los primeros 18 años de vida de su hija. Desde su nacimiento hasta su escape.
A partir de ahora les voy a hacer llegar lo que me contaron y voy a agregar citas de su diario íntimo, "Diarios de Motosierra", tal como ella lo intituló.
Lissete nunca fue al jardín, por lo que hizo sus primeras armas con su padre. Empezó por un hacha y terminó con una ametralladora circular con una velocidad de 250 disparos por segundo. De todas maneras, nunca le interesaron las armas de fuego. Su único y verdadero amor durante su vida en el Chacho fue una motosierra con motor de cuatro tiempos, 500cc de cilindrada y láminas de diamante reemplazando a las consabidas púas. Amaba talar árboles y, gracias a ella, la superficie libre de forestación en la que se encontraba Chipará se duplicó en dos días, coincidiendo tal ampliación con un enojo de Lissete para con quien era, por ese entonces, su novio (hoy es su mascota, puesto que un Pit Bull Red Nose no está bien visto como novio en una sociedad como la porteña). En su diario, Lissete aclara: "Hoy discutí con Guarripé. El cuadrúpedo de mierda quiere que nos escapemos de acá... Pero a mí me gusta talar árboles!! Y no solo con Pinga (NdelA: el nombre de la motosierra antes citada), todos me aplauden cuando derribo árboles con las manos!! No sé qué hacer, diario... No sé... Lo amo, pero golpear es lo mío!!!".
El día siguiente, ella escapó montando a Guarripé, no sin antes escribir en su diario: "Querido diario: es la última vez que te escribo. Me voy para no volver nunca. Guarripé me trajo de Resistencia un librito que se llama "Cómo jugar al Handball" y ahí dice que puedo seguir pegando y rompiendo cosas con las manos!! Voy a dejar a Pinga, el libro dice que no se puede usar nada más que las manos y quiero viajar liviana. Voy a jugar al handball!! Chauu!!"